La misión principal del overgrip es la de conseguir aumentar el grosor del puño de la pala pues este grosor viene determinado de fabrica, y por lo tanto es imposible que se adecúe óptimamente a la mano de todo tipo de jugadores. Deberemos poner tantos como sean necesario (1, 2 o incluso 3), de forma que cuando cojamos la pala, entre la terminación de los dedos y la parte final de la palma de la mano haya una separación aproximada de un dedo.
Una incorrecta elección del grosor de la empuñadura pueden dar lugar a molestias musculares e incluso a lesiones de gravedad, además de poder afectar a nuestro juego restando potencia o control.
La elección del grosor de la empuñadura incide en nuestro juego:
- GRIP FINO: Se obtiene más tacto y control. Se utiliza, sobre todo, por jugadores amantes de la colocación y el juego defensivo. Ganaremos en maniobrabilidad y la sensación del golpeo será mayor. Favorece, además, en la ejecución de las bajadas de pared y las víboras, y permite muñequear con mayor facilidad en las bolas que quedan “muertas” cerca de la pared. El inconveniente de esta empuñadura radica en la perdida de control en la red, que puede repercutir en la potencia de ejecución de las voleas.
- GRIP GRUESO: Se obtiene más potencia en el juego, pero se puede perder un poco de control y manejabilidad en los golpes… un puño grueso nos ayuda a aumentar la potencia en nuestros golpeos, dándonos mayor seguridad en las voleas y más superficie de sujeción de la pala.
En el mercado hay multitud de overgrips disponibles, y no son muy costosos comparado con la importante función que realizan, a algunos les gustan más acolchados y a otros más duritos, pero lo que si tienen que tener es una superficie que haga que con el sudor la mano no se nos resbale.
¿Cómo poner un overgrip?
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